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martes, 2 de mayo de 2017

Buenas noches Calima.

Calima nos dejó. Un labrador con orejas suavecitas y largas de cócker (la dueña de sus padres pensaba que debido a la diferencia de tamaño no iba a haber problema, que ninguno se fijaría en el otro, pero... el amor es ciego...) y de carácter tranquilo y bonachón (excepto cuando un pajarito se posaba en la valla del jardín, o se colaba un ratón en su territorio, o pasaba un viandante, o...)

Estuvo acompañándonos 16 añazos. Cuando el papá de Jorge y yo nos íbamos de vacaciones pasaba días sin comer, abatida por los rincones, hasta que volvíamos y todo era fiesta otra vez.

Ella recibió a Jorge cuando nació y lo miraba desde una distancia prudente. Nunca lo mordió. Ni siquiera lo asustó con un empujón o un ladrido. Su foto me acompaña desde hace muchos años en mi mesa de trabajo, desde antes de que llegara mi pequeño y está en todos los dibujos de jorge como parte fundamental de su familia.


Siempre estaba en medio. En medio de las piernas. En medio de los almuerzos. Cuando preparaba la comida. Tenía su caseta en el jardín, pero de un tiempo a esta parte y al hacerse mayor (y más tranquila), comenzó a dormir en el salón. Muchas veces la puerta de la casa se quedaba abierta. No pasaba nada, al más mínimo ruido, sus ladridos se escuchaban hasta en el pueblo de al lado. Jorge, su papá y yo, íbamos y veníamos. Ella siempre estaba. Hasta el punto que Jorge desde pequeñito se acostumbró a que la casa de su papá era "la casa de Calima". Y todos la llamábamos así. 

Desde hacía un año que estábamos yendo con más frecuencia al veterinario. Siempre nos decía que ya estaba en "tiempo de descuento", porque para un perro de su tamaño, todo año por encima de los trece, era un regalo. Se le fueron detectando tumores, pero ella siguió haciendo su vida normal. Hasta hace un par de semanas. Vimos que faltaba muy poquito para que llegara su momento y a todas luces parecía que iba a ser muy doloroso, así que decidimos llevarla al veterinario y ponerle un "dormidor" como nos dijo Jorge, "para que no sufriera". 

Que decisión más dura. Era como si la estuviéramos mandando a la guillotina. Cualquier razonamiento lógico en ese momento es absolutamente inútil. Estás decidiendo que maten a tu perro, aunque sea por evitarle un mal mayor en breve. Da igual. Lo estás matando. 

Estuvimos los tres juntos con ella hasta el final. Llorando de forma desconsolada. Hasta a la veterinaria le bajaban los lagrimones por las mejillas. Fue muy triste, pero al mismo tiempo muy bonito.  

Jorge hizo dibujos para que la recordáramos y le sacamos fotos que "tenemos que imprimir para no olvidarnos nunca de ella". Probablemente sea un capítulo que se quedará grabado a fuego en su retina. Sigue dándole las buenas noches antes de dormir y, como no sabemos exactamente a dónde se van los perros cuando se mueren, cuando llegamos a casa de su papá la saluda o hace ademán de tener cuidado cuando abre la puerta "no sea que salga Calima".

- "Mami... hay un cielo para los perros?"
- "No lo sé Jorge, pero si lo hubiera, seguro que Calima estaría allí. A lo mejor se ha convertido en una mariposa..."
- "Mami, eso no puede ser, las únicas que se convierten en mariposas cuando se mueren son las personas. Los perros se tienen que convertir en otra cosa. Tal vez en una mariquita"
- Tal vez...  



Buenas noches Calima.


sábado, 12 de febrero de 2011

Second Christmas Jacket

En conjunto con el pantalón verde, va esta chaqueta roja. La idea era que fuera un "set" navideño, para Nochebuena, Fin de Año, Noche de Reyes,... Pero, no hubo forma humana de poder terminarla para la noche en cuestión y después, se me fue la fuerza y se me resistió un poquito.


Supongo que tendrá algo que ver el hecho de que está realizada exclusivamente a base de punto musgo (que no me extraña que también lo llamen punto bobo, por lo inmensamente aburrido que es de tejer)


El único pequeño matiz que tiene es que las solapas se hacen retomando una parte de los puntos del delantero, lo que le da un toque gracioso, que ha hecho que incluso me guste después de haberla cosido.


El patrón es del mismo libro que el del pantalón, "Alta costura para bebés". La verdad es que me gustan mucho las ideas de Sylvie Loussier, al menos le pone creatividad a la cosa y en mis agujas ya está correteando otro de sus patrones.


El hilo es Austral de Katia. Es la primera vez que lo uso (siguiendo las recomendaciones de ilustres blogueras como Violeta y Lolita). No está mal, aunque no se trate de una fibra 100% natural. Se teje rico y no da problemas al lavar.



Intenté por todos los medios hacerle unas fotos decentes a la pieza, pero un aguilucho que andaba revoloteando alrededor, la cazó en menos de dos minutos (el tiempo justo para hacer una foto por delante y otra por detrás) y se dedicó a pasearla por el jardín... de esta guisa...

(Más en MiRav)

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Cambio de hábitos en el embarazo

- Tomar un litro de leche o derivados lácteos al día (complicado para alguien que carece de hábito de desayuno. De modo que he pasado de tomar un café con leche a media mañana a tomar dos yogures en el desayuno, natillas y queso fresco en el almuerzo y leche en la cena).


- Evitar el estreñimiento (semillas de lino con los yogures, salvado de trigo en la leche de la cena,...)
- Consumir tres o más piezas de fruta al día (normalmente la fruta se me pone mala porque me olvido de que está en la nevera) entre ellas un plátano y una naranja (por aquello del potasio y la vitamina C)
- Suprimir los estimulantes (el café con leche de mediamañana, el cortadito de la sobremesa, el té de la tarde,... lo peor, sin lugar a dudas, el té)
- No consumir alcohol (dejar la copa de vino de los fines de semana para una viticultora en potencia es muy duro)
- Comer pescado azul dos o tres veces por semana (sardinas, chicharros, boquerones, salmón,... Less en varias ocasiones me ha dicho que me iban a salir escamas...)
- Reducir el consumo de dulces (esto pensaba que me iba a resultar más complicado porque era la base de mi alimentación, pero misteriosamente desde que me quedé embarazada, mi cuerpo dejó de pedirme chocolate, dulces, galletas,... qué sabia es la naturaleza!)
- Ir a la piscina (me da muchísima pereza, pero reconozco que es una gozada, sobre todo al final del embarazo)
- Hidratar para evitar las estrías (beber mucha agua y ponerme aceite de almendras después de la ducha, nada de productos específicos carísimos que hacen pensar a las embarazadas que van a estar fatal si no los usan)
- Caminar al menos 45 minutos diarios (soy demasiado vaga. Lo reconozco. En los períodos en los que me han permitido moverme me ha costado encontrar el momento a lo largo del día. Así que me obligo a salir y me llevo a Calima para que me haga compañía...)


- Dormir a todas horas (este aspecto es curioso, porque en mi caso ha sido todo lo contrario: yo, que era de las que "se duermen en la hoja de un berro", me he visto despertándome desde las cinco de la mañana, sin siesta y dando vueltas en la cama un par de horas antes de quedarme dormida; aunque todo tiene sus ventajas, como poder salir, Calima y yo, a despedir a Less a la puerta cuando se va al trabajo por las mañanas...)

viernes, 12 de septiembre de 2008

La mala racha.

Estamos convencidos que se impone un cambio de suerte, porque ya no queda nadie del núcleo familiar, ni de la familia extensa paterna, que no haya pasado en el último año por el quirófano.
El turno, esta vez, le ha tocado a Calima.
En el último celo notamos algo raro: se le retiró y a los quince días le volvió otra vez. Nos empezamos a preocupar porque sangraba demasiado. La llevamos al veterinario. Le mandó unas gotas para expulsar lo que tuviera por ahí dentro. No mejoraba y la llevamos a otro veterinario. Le hicieron una eco y le vieron una pequeña infección. Antibióticos. Dejó de sangrar. Pensábamos que estaba mejor, aunque nos preocupaba que bebiera mucha agua, bastante más de lo habitual; de modo que nos acercamos el miércoles de nuevo al veterinario para asegurarnos de que todo iba bien. No lo estaba. Había empeorado mucho. Tuvimos que operarla de urgencia sobre la marcha. Dicen que los perros se parecen con sus dueños. Será verdad.
La pobre cuando se despertó, ya en casa, nos miraba con cara de desorientación. "Qué me pasa?" parecía decirnos. Después de dormir echando cabezadas a turnos en el sofá la primera noche, de tres días de no quitarle los ojos de encima para que no se muerda los puntos y tampoco tener que ponerle el embudo ese horroroso en la cabeza, de llenarla de mimos y darle las golosinas que más le gustan, creo que empieza a perdonarnos o, al menos, a olvidarse un poquito de que somos los culpables de que ahora lleve una cremallera en la tripilla.


Mientras dura la mala racha
se me cae todo de los bolsillos y la memoria.
Mientras dura la mala racha pierdo las llaves,
los documentos, el tren y el rumbo
tal como si tuviese al mundo en contra de mí.

Serrat

miércoles, 20 de agosto de 2008

Caos calmo

Hace un par de meses fuimos al cine a ver una peli. Siempre vamos al mismo sitio, a los Multicines Monopol, el único que sigue manteniendo una línea de programación "inteligente", aunque poco comercial. Dicen que van a tener que cerrar. No me extraña. La gente no está por la labor de ver cosas que les pongan en funcionamiento las neuronas.

Nos inclinamos por ver una italiana, de Nanni Moretti: Caos calmo. Es una peli muy curiosa, sobre las particulares formas de afrontar el proceso de duelo que tenemos las personas. Caer y volver a levantarnos. En eso consiste la vida. En su caso, el prota se dedicó a acompañar todos los días al colegio a su hija y a esperarla sentado en su coche. Desde allí resolvía los problemas laborales y sobre todo se iba apaciguando su sentimiento de culpabilidad y pérdida, al tiempo que ponía sus ideas en orden. Era curioso ver como iban sus amigos y colegas del trabajo a verlo, y sobre todo, a contarle sus problemas, a pesar de que a él no le interesaran lo más mínimo.

Este último mes me he acordado mucho de esa peli. En mi caso me he dejado ir días enteros entre lanas y puntadas en el sofá, hasta que, desde dentro, he tenido ganas de relacionarme con el mundo exterior a mi casa y he salido de la osera. En medio, primero las llamadas de los que intentan "quedar bien", y ya, después, los que siguen apoyando, a los que realmente les importas. No sé muy bien cuál es la causa, quizás, simplemente, el "estar fuera", pero todos al final, acaban contando sus problemas laborales, o el último suceso que ha ocurrido en la oficina.

El simil radica en que todos pasamos por las mismas etapas, aunque cada uno las adapte. Es como los bebés, cuando se intenta hacer entender a una mamá que el comportamiento de su hijo no es tan diferente como ella piensa, que existen patrones que se repiten, aunque cada uno tenga personalidad propia.

También ha habido muchos emails de la blogosfera, que he agradecido profundamente. Personas con un sexto sentido, a las que prácticamente no hace falta decir nada para saber que algo va mal y que saben poner el acento en las palabras adecuadas. No creo que sea un mundo paralelo. Ya es parte de mi mundo.

Un mes acompañada a tiempo completo: una semana con Less, dos con mi mamá de ocupa en el cuarto de invitados, una con el resto de la familia en La Palma. Ahora, estos días, en los que Less trabaja y no tengo ocupas, los paso con Calima. De dentro hacia afuera. Las ideas en orden. Ahora ya puedo estar conmigo... para poder estar con los otros.


domingo, 26 de agosto de 2007

Médicos (3ª parte)

Juro que me tienen aburrida. Lo último de esta semana ha sido que me han pasado a manos de una fisioterapeuta, bueno, más bien de dos (parecía que iban a tocar una pieza a cuatro manos)

- Es que... ves? Da saltitos... No es normal, porque es como si estuviera agarrada a la escápula. Tienes una contractura rara.
- Mmmmm... define rara...
- Es una contractura "a rayas".
- Y no puede ser a lunares? Es que las rayas me marean...
- Coges pesos normalmente?
- No.
- Te pones en el ordenador de lado?
- No.
(Después de varios "no" seguidos...)
- Pues eres un expediente X. Aquí poco más se puede hacer. Tienes que intentar hacer deporte. Nadar te vendrá muy bien.
- Pero el médico me ha dicho que no se me ocurra hacer deporte y mucho menos nadar hasta que no ceda la contractura.
- Sí, bueno, claro,...

En fin, lo dicho, que me tienen aburrida. No, si yo ya sabía que era rara; pero es que lo de la "contractura a rayas" es la repanocha. Encima, para colmo de males, ayer me levanté con el cuello agarrotado, como si en sueños el mismísimo Schwarzenegger me hubiera hecho un gancho con el brazo; fue un día de relajantes musculares (que odio tomar), estiramientos y mantita de calor. Parece que hoy va mejor, al menos no parezco un robot.

El parte médico sobre Calima tampoco es muy alentador. La volví a llevar al veterinario el jueves y le ha puesto un tratamiento de una semana con antibióticos y antihistamínicos. Pobrecita está harta de llevar el embudo ese en el cuello y chocarse por todos lados. A ver si al final va a acabar ella también con contractura cervical...!!!

Con este panorama y para animarme un poco, me he autoregalado un cuento que había visto y que me había llamado mucho la atención. El título es "Este libro huele a fresa" (tiene un aroma muy rico!!), la autora Alice Viera y la ilustradora Carla Nazareth. Mi enganche con los libros de cuentos infantiles se inició con "Princesas olvidadas o desconocidas", una verdadera obra de arte que recomiendo arduamente a todo el mundo. Cuando compro un libro de este tipo, me fijo más en las ilustraciones que en los textos en sí, porque me he dado cuenta de que hay maravillas escondidas entre textos poco atrayentes. Este libro se compone de varios cuentos pequeñitos que... bueno, no están mal; algunos tienen un puntito simpático que les pone un acento muy divertido. No pone rango de edades indicado, pero yo diría que para niños de siete a nueve años iría bien. Procuro racionarme a no más de un libro de cuentos al mes, porque después siempre están los de lectura, de trabajo, las revistas, la prensa,... Y, bueno, no se puede tener al mismo tiempo todo lo que a uno le gustaría, no?

sábado, 18 de agosto de 2007

Gratamente sorprendida...

Por Zeus! Pero si todavía quedan personas arriesgadas en este mundo! La verdad chicas, me habéis sorprendido. Lo superaré. Tranquilas. Y mientras tanto iré ideando alguna cosita para vosotras. Os mantendré informadas.

Estos últimos días he estado un poco liadilla. Playa el jueves, paseíto el viernes y veterinario hoy.

La playa es la tercera vez que la piso este verano (creo que mis patucos me están absorbiendo demasiado), así que no es de extrañar que me hablen en alemán por las avenidas de las zonas turísticas.

El paseíto del viernes me llevó desde la mercería Diepa que está en Pedro Infinito y en la cual tenía puestas altas expectativas lanísticas -que no se han cumplido-, hasta Ikea, pasando por Decathlon; en Ikea hay varias cositas que he anotado, entre ellas, decir que hay una tela de hojas negras en fondo blanco, con la que si no recuerdo mal Pilar se hizo una falda muy chula que está en súper mega oferta (me parece que había alguien interesado en ella, pero que no la encontró en aquel momento), ahora tiene un descuento del 63%, con lo que se queda a 2'95 el metro. Decathlon... no tenía nada de interés.

La cita al veterinario de hoy es lo que me tiene más preocupada, ya que a la nena le había salido una cosita en una pata, una especie de roncha que inicialmente me dijeron que no parecía importante; que vigilara si aumentaba de tamaño o si le salía por algún otro sitio. Pues le salió en el rabo, le ha crecido y anoche la pobrecita se había hecho sangre con los dientes de tanto rascarse. La veterinaria hoy le ha inyectado un antibiótico con antihistamínico y si en cuatro días no mejora, la tendrán que operar y analizar la muestra. Se me ponen los pelos como escarpias solo de pensarlo.
En otro orden de cosas, ayer tuve una nueva venta, esta vez, también de patucos pero un poco más clásicos, para recién nacido y en perlé. Al terminar de hacerlos me di cuenta de que al coserlos quedaban con una forma un poco rara por delante, así que buscando algo con que darle el aspecto adecuado, me encontré con la mejor horma para zapatitos de bebé: un masajeador de esos que son para la cabeza (y se le añaden unos alambritos que le ponen a uno la piel de gallina) o simplemente para los músculos (sin alambritos). Tiene la forma perfecta!!!

domingo, 12 de agosto de 2007

Calima


Mi mesa de trabajo es un caos permanente. Carpetas, archivadores, expedientes,... y entre todo ese caos destaca una foto en un portarretrato azul. Mis compañeras tienen a sus niños o a sus parejas, yo a mi perrita cuando era un cachorrito y el césped aún era más alto que ella. Se trata de un "híbrido" entre mamá cócker y papá labrador; menos mal que el 70% de su carácter lo sacó del padre, porque cuando le salen los ramalazos de la madre se vuelve loca y no para de dar vueltas por el exterior de la casa. Sin embargo, cuando está dentro, se transforma en una perrita dócil y encantadora, que no toca nada que no debe, no se sube al sofá y aguanta todo lo que sea necesario para no hacer pis en el suelo. En el fondo creo que tiene algo de gatito (aunque los odia a muerte), porque siempre busca el contacto y el cariño de los que tiene a su alrededor. Se llama Calima, por ser del color de la arena, aunque también es conocida por "Orejas", "Canguro", "Calimagatito", "Mimosa" y todo ese tipo de lindezas que se reservan para la intimidad.
Cuando me quedo dormida en el sofá ella se encarga de morderme la punta de las orejas o de lamerme el cuello, en plan erótico total, y se deja chantajear rápidamente a cambio de una galleta. Si es que... sólo le falta hablar!!!