lunes, 10 de abril de 2017

Lisboa. Pastéis de nata.

Los pastéis de nata son un must en Lisboa. No puedes ir a esta ciudad y no probarlos. Lisboa va indisolublemente unida a pastéis de nata. Entre otras cosas, porque los verás por todos lados. En el desayuno del hotel. En puestos por la calle. En todas las pastelerías, restaurantes y cafeterías.



Básicamente se trata de unas cestitas de hojaldre con una especie de crema pastelera de yema, leche y azúcar. Se toman calientes o fríos, con o sin canela y/o azúcar glass por encima.
Eso sí, hay tipos y tipos de pastéis de nata. Los del desayuno del hotel o los que podías comprar cómodamente en el súper son muy malos.
La máxima fama (y provecho) la tienen los de Belém. Al lado del Monasterio de Los Jerónimos se encuentra la Antiga Confeitaria de Belém, sitio de peregrinaje de los turistas, ya que matas dos pájaros de un tiro, vas al monasterio y de paso, te tomas un pastelito, además te lo ponen en unas cajitas muy apañadas para que lo puedas llevar de regalo a parientes y amigos. Problema es que, como todo el mundo lo hace, las colas que se forman alrededor de la dichosa pastelería son kilométricas.



Se dio la circunstancia (como ya comenté aquí) que el día que elegimos para visitar el Monasterio, diluviaba, así que, además de llegar tarde, y encontrarlo cerrado, nos topamos con la dichosa pastelería... sin una sola alma bendita haciendo cola!!!! Evidentemente aprovechamos esa alineación planetaria para probar los pastelitos cuyos matices particulares llevan guardando de generación en generación desde 1837.


He de decir que, de entrada, me pareció un sitio con mucha solera. Llama la atención que haya un vigilante de seguridad en el interior, al lado de la puerta, supongo que ello se debe a las peloteras que deben de formar los turistas que esperan horas para comerse un pastelillo y después se encuentran con que se han terminado.  


Venden más cositas, como se puede apreciar (vinos portugueses, mermeladas,...), pero claro, los pastelitos se llevan la palma.




Una vez que ya tienes tu pastelito, adecuadamente empaquetado, te planteas tomar algo calentito, pero claro, para eso tienes que pasar al interior. Vale. Igual como llueve, no hay mucha gente. E inicias el periplo por una serie de pasillos y salitas, y te das cuenta de que aquello es ENORME!!










Hasta que al final llegas a un salón inmenso atiborrado de gente (pero... donde estaban??? si aquí no había nadie!!!), en el que camareros con walkies te indican el camino a seguir, solo a falta de cartelitos luminosos de Follow me. Increíble el montaje que tienen estos pasteleros. Cuando al fin conseguimos una mesita en un rincón de aquel sitio hiper ruidoso, y empezamos a esperar a que viniera un camarero para pedirle un café con leche... ya fue la repanocha. Cinco minutos. Diez. Quince.


Y nos cansamos de esperar. Así que nos zampamos el pastelito y nos fuimos. No podría asegurar si fue el mal humor que se nos metió en el cuerpo, pero la verdad es que no nos pareció nada del otro jueves. No estaba mal, pero tampoco estaba sublime. Personalmente creo que la fama se les ha subido a la cabeza y han perdido el norte.


Pero... para alegría de los dulces paladares, hay otros sitios donde hacen pasteles de nata. Quizás sin un local tan turístico, pero con unos pastelitos que nos gustaron mucho más. Entre ellos está la Manteigaria fabrica de Pastéis de Nata de la plaza Luis de Camões. Deliciosos. Fuimos dos veces. Es más, los que trajimos para casa fueron de este lugar.






La primera vez que fuimos no tuvimos que esperar nada. La segunda, el domingo por la mañana, había una cola discreta, nada que ver con la que nos encontramos esa mañana en la pastelería de Belém (domingo y tiempo despejado, ya os podéis imaginar el resto... la cola daba la vuelta a la manzana!!)


Por último, señalaría los de Tartine, una cafetería medio escondida cerca del archiconocido café A Brasileira, en la rua Serpa Pinto.


Hace poco vi un libro sobre postres internacionales, en donde venía la receta. Habrá que probar a hacerla en casa. aunque claro, por muy buena que quede... no será lo mismo que tomarla en plena Lisboa...

1 comentario:

albis dijo...

A mí la duda que me ha quedado después de leer es que... si se llaman pastéis de nata, por qué no llevan nata? Qué tonta debo parecer xD

Por lo demás, pues suele pasar que los negocios con fama se relajan y luego pasan estas cosas, pero es bueno saber que hay otros sitios mejores y poco concurridos.