Braxton Hicks

Allá por la semana 22 de mi embarazo, empecé a notar que de vez en cuando la barriguilla se me ponía dura e incluso me llegaba a molestar un poco. No le di la más mínima importancia. Pensaba que era simplemente que mi pescadito estaba mal puesto. Un par de semanas después, en la sobremesa de un día normalito, me dio por preguntarle a la hermana de Less, que es médico, por qué ocurría eso. Para empezar se le pusieron los ojos los ojos como platos y me acribilló a preguntas "Desde cuándo te ocurre eso?" "Cuántas veces al día?" "Cuánto te duran?" y yo, cual conejillo en madriguera, no supe contestar con certeza a ninguna de ellas. Para mi, hasta ese momento, no era importante.
Prometí que empezaría a tenerlo en cuenta. Pero al día siguiente me llamó por la tarde -cosa bastante "poco común" en ella- para ver cómo iba y me recomendó que hablara con mi ginecóloga.
Ya con el miedo en el cuerpo, llamé a la susodicha al día siguiente. Y no, para nada era normal que eso sucediera en la semana 22. Según parece, son contracciones "mecánicas" (no a raiz de la oxitocina, sino por los movimientos del niño) que se producen a partir de la semana 30 ó 32, y son una especie de preparación a las contracciones de parto. Si empiezan de forma tan temprana, digamos que hay más papeletas para tener un parto prematuro. Y bueno, un prematuro con 30 semanas no es bueno, pero no es tan malo como con 25. Ante eso, lo único que se puede hacer es... reposo y tener la precaución de controlar cada vez qué ocurre, de forma que si la frecuencia llega a ser de cuatro en una hora... pues al materno. Y allí ya hemos tenido que ir la semana pasada.
Por lo pronto todo va bien. En la semana 25 el peque ya pesaba 920 gr y mostraba un pedazo de fémur de un chicarrón de 27 semanas...
Las contracciones siguen ahí. Aumentando en cantidad a lo largo del día, pero sin llegar a la última frecuencia que nos han puesto, de cinco en una hora.
Entre tanto, tenemos nuestras conversaditas y yo le insisto en que se espere un poquito más para ver el mundo. Que es lindo y merece la pena. Pero mientras... yo se lo cuento.

Mi pequeño tesoro
se halla escondido
entre el valle y el monte
que hay en mi ombligo.
mi pequeño trocito de gloria
es el alba que alumbra
una nueva historia.

Mi pequeño tesoro
quiere ver cosas,
y por él me despliego
como una rosa.
mi pequeño trocito de vida,
es un ángel que viene a mí
de puntillas (...)
Presuntos Implicados, "Mi pequeño tesoro"