"El Sagrado" en El Paso

Cuando era pequeña recuerdo "El Día del Sagrado" (segundo domingo después del jueves de Corpus) como uno de los acontecimientos más importantes de mi pueblo. Siempre lo esperábamos con ilusión, supongo que, sobre todo, porque mi mamá, para tal evento, nos hacía siempre, a mi hermana y a mi, un vestido nuevo. Había una solemne misa y después una procesión que iba recorriendo las calles.
Pero todo comenzaba desde la noche antes. Las gentes de los diferentes barrios de mi pueblo se reunían en la calle principal e iban ocupando los espacios correspondientes, históricamente determinados (El Paso de Abajo, Tajuya, El Barrial, Tenerra, La Rosa, Fátima,...), con todos los enseres que necesitaban: sal tintada de diferentes colores, cernideras, sacos de brezo, de musgo, sulfatadoras llenas de cola de pegar... para conformar las alfombras, las cuales iban acompañadas de las obras que habían estado "fabricando" en los talleres en los últimos meses. Sí porque no se trata, como ocurre en muchos pueblos de las islas, de hacer alfombras de sal con diferentes motivos; aquí, las alfombras son meramente el complemento de los diseños elaborados en altura, los cuales son verdaderas obras de arte, de efímera vida pública. Están hechos de productos naturales y con una paciencia infinita. Ásí nos sorprenden con macarrones, fideos, lentejas, garbanzos, granos de millo, pipas de girasol, cáscara de huevo triturada y tintada... que configuran los más hermosos arcos (de hasta 6 ó 7 metros de altura) y cuadros. Se trata de arte en estado puro, con una gran carga religiosa dado el entorno en el que se desarrolla y subsiste, pero al mismo tiempo, tradicional y con un alto componente de unión en los barrios.
Al principio de la procesión, hay una parada en la que la coral del pueblo le canta (siempre la misma canción) al Santísimo y desde la Casa Consistorial se hace una suelta de palomas y tiran mediante un cañón de aire, cientos de papelitos de colores que llevan "mensajes divinos" extraidos de la biblia. La gente suele quedarse absorta mirando y los niños corretean a ver cuál es el que reúne más papeles. Siempre me he preguntado qué harán después con ellos.
A medida que va pasando la procesión (con la presencia destacada en ella, al principio y unidos, de los tres poderes: Iglesia, ejército y clase política) va destruyendo las alfombras elaboradas la noche anterior por los lugareños, pero van dejando en su sitio el resto de las obras. Suelen llegar a estar incluso una semana más, para que el museo de puertas abiertas pueda ser apreciado por todo el que quiera acercarse y valorar el trabajo bien hecho.
Siempre suelo ir con mi padre la noche antes a dar un paseo y ver "cómo van las obras". Este año no pudo ser. Hacía frío y llovía. Sin embargo, al día siguiente no cayó ni una gota. Aportación divina al esfuerzo realizado??