lunes, 20 de febrero de 2017

La chaqueta de los botones maravillosos.

El verano pasado quería hacerle a Jorge una chaquetita para un par de eventos importantes que íbamos a tener en el período estival. Como la graduación en la universidad de la niña de la casa. Quería algo sencillito, pero resultón. 



Descarté trenzas y calados. Después de mucho buscar, al final me incliné por este patrón de La Droguerie con hilo de algodón Natura de DMC (de mis favoritos en algodones). Sobre el hilo, nada que añadir que no haya dicho ya; me gusta mucho la caída que tiene y la gama de color, además de que tejerlo es una delicia. Sobre el patrón he de decir que, evidentemente, es muy fácil. Pero el tallaje... mmmm.... para mi gusto deja mucho que desear. 


Como se puede observar a simple vista, Jorge es un peso pluma, así que lo hice en un talla para seis años por aquello de no pasarme y que al final le quedara demasiado grande, pero, me resultó tan pequeño que tuve que alargarlo como cuatro dedos, incluido el largo de las mangas. Aún así, después de haberlo cosido, me parece que debería haberle puesto un par de centímetros más, ya que al girarse el vuelto hacia arriba, parece aún más corto (cierto es que en estas fotos está con una camisa de corte bastante largo, pero es que me encanta como le queda el conjunto)


Y vosotras, queridas lectoras diréis... "a esta chica le ha dado un aire... qué botones le ha puesto a la chaqueta del niño!" Pues la cuestión tiene su enjundia. Resulta ser que se me ocurrió la estupenda idea de ir a comprar los botones con él (error!) y entre tanta maravilla de colores, se le fueron los ojos a unos dorados con una piedra enorme roja en el centro. Después de explicarle que un botón rojo y dorado en una chaqueta azul de verano quedaba un poco raro eligió unos con una piedra verde, después otros con piedras transparentes brillantes,... y sí sucesivamente unos diez más. A todos le iba diciendo que no porque era muy dorado o muy rojo o muy brillante o muy loquefuera... Intenté que se inclinara por unos del mismo color o grises ("qué sosos!") o de madera ("qué feos!") o de figuritas. Hasta que llegó un momento en que me dijo, "a ver, mami... para quien es la chaqueta?? para ti o para mi??" y claro... me dejó sin argumentos... Así que éstos son los botones menos llamativos de todos los que eligió... imagínense cómo era el resto...

Reconozco que me puse de los nervios, de pensar en lo apañadita que era mi chaqueta y lo horrorosos que iban a quedar esos botones en ella. Incluso la dueña de la mercería (familiar nuestro, por cierto) me dijo, "muchacha, eso dentro de un par de semanas le quitas un botón, le dices que se ha perdido y se los cambias" . Pero no, la chaqueta trajo una nueva lección de vida, que no es otra que al igual que nosotras no tenemos ganas de ver a todas horas dibujos animados o de pintar cuando ellos pintan o de jugar a los legos cuando a ellos les apetece... sus gustos cada vez van a coincidir menos con los nuestros y cuanto antes lo asumamos, más fácil será para ambos y menos encontronazos tendremos a lo largo de todos estos períodos de crecimiento e independencia progresiva.

Por otro lado, y dándole la vuelta al asunto, me enorgullece que tenga una seguridad tal en sí mismo que le de igual lo que opine el resto de la humanidad; no dejarse llevar por las mareas y reivindicar el propio punto de vista, no es tarea fácil en los tiempos de uniformidad que corren. 


La carita cuando vio su chaqueta terminada, los ojos de asombro con los que miraba sus botones requetepreciosos y el orgullo con el que decía a todo el mundo "la chaqueta me la hizo mi mamá" merece la pena... 

Ya, hasta me gusta verlos... con decir que le compré un botón de repuesto por si se le perdía alguno... 

2 comentarios:

Isa dijo...

Me encanta, y menudo descubrimiento tu blog y tu... voy a leerte ahora mismo!!!

Adijirja dijo...

Gracias Isa!! Bienvenida!!!
Yo ya te he puesto entre los BOCI (Blogs de Obligado Cumplimiento Inmediato)... ;)