En el carnaval de mi niñez recuerdo que nos "vestíamos de mascaritas" con las ropas que las madres y abuelas guardaban en las cajas de tea. En la cara, una máscara de plástico "para ser irreconocibles". De esta guisa, salíamos a pedir sopas de miel y pan de leche en las puertas de los vecinos. Después la cosa fue cambiando y el colegio importó murgas y disfraces de carnaval. Pero antes de mi, antes de ser yo, mi padre me cuenta que desde que él era jovencillo salían a "correr los carnavales", ésto es, salir de juerga con amigos, preferiblemente en un coche algo destartalado y echándole polvos talco a todo el que se pusiera por delante. Incluso, en la época franquista, en la que el carnaval estaba prohibido, salían a divertirse y cantaban lindezas como,
Un polvito nada más
un polvito en Carnaval
tras la mirada del alcalde
más la del municipal.
Unos temerarios, vamos.
La tradición de los "empolvados" se remonta, según María Victoria Hernández Pérez -investigadora de la historia y costumbres palmeras- allá por el siglo XIX, e inicialmente también caracterizaba al carnaval de Tenerife y de La Gomera; según parece, esta costumbre sustituyó a otra más agresiva, como era la de tirar agua desde las ventanas y balcones a los transeúntes. Supongo que eso, en pleno invierno, haría morir a más de uno.
Sin embargo, otra tradición fuertemente arraigada en la actualidad, como es la de Los Indianos es mucho más reciente, de mediados de los años 60. Pretendía ser una parodia de los emigrantes isleños que volvían después de pasar unos años en Cuba, haciendo ostentación de las riquezas adquiridas. De este modo, las guayaberas blancas, los largos habanos, las maletas de cuero y cartón, los sombreros de paja,... y cómo no, los polvos de talco, comenzaron a inundar las calles de Santa Cruz de La Palma los lunes de carnaval, convirtiéndose en una seña de identidad cultural del carnaval capitalino. En ningún otro pueblo de La Palma se repite esta celebración, ya que está ligada a esta ciudad y ni siquiera a la isla en sí.
De modo que no entiendo cómo el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria tiene la osadía de introducir en el programa de sus fiestas lo que denomina "Carnaval Tradicional", que no es otra cosa que una imitación descontextualizada de una tradición foránea. Si bien es cierto que en Gran Canaria la iniciativa surge desde un grupo de palmeros con añoranza que se reúnen el lunes de carnaval vestidos de blanco y tirando polvos, lo cual no creo que se pueda prohibir en absoluto, ya que ello radica en la libertad de las personas para tomar decisiones, sí me parece del todo inapropiado que se institucionalice por parte del ayuntamiento.
Son las tradiciones lo que hace diferentes a los pueblos y, aunque los efectos perniciosos de la globalización son inevitables, sí creo que, en la medida de lo posible y siempre que ello no dañe a las personas, debemos respetar los rasgos que nos caracterizan. La Fiesta de La Rama hay que vivirla en Agaete, igual que para ver las Fallas hay que desplazarse hasta Valencia. Y, aunque no guste, los indianos han de llegar el lunes de Carnaval a Santa Cruz de La Palma.
8 comentarios:
Nada. Que tienes razón. Que dentro de poco podreis correr los San Fermines en Canarias por cualquier calle "tuneada" de Estafeta.
Te doy la razón, yo de Gran Canaria de toda la vida (36 años nada más y nada menos). Me parece una mala parodia, pues paseando por TRiana el lunes (más bien corriendo pues se me escapaba la guagua) sólo veía achiquillajes con alguna prenda blanca, tirando a las malas polvos talcos a todo aquel con el que se cruzaban, mucho alcohol y poco buen rollo. Estoy contyigo, "los indianos" a la Palma.
Hola¡¡ Yo también estoy contigo, y soy de la isla. En vez de hacer una buena fiesta propia (de buen rollo, donde la diversión no se vea empañada por los impresentables de siempre),exportan fiestas para que? para tener en las calles a la juventud un día más sin poderse mantener después de haberse metido de todo en el cuerpo... Cada municipio en cada isla debe tener su identidad propia.
Es una vergüenza que hagan eso aquí. Besos.
Tienen razón. Las malas imitaciones no son nada buenas.
Saludos,
No soy muy carnavalera, lo reconozco, eso de los mogollones no me gusta. Cuando era pequeña, soy de campo, en Gran Canaria, también nos vestíamos con lo primero que pillábamos de nuestras madres y padres e íbamos de puerta en puerta con el soniquete "Me conoce mascarita" y pedíamos huevos. Era algo parecido a lo que tú hacías pero cambiábamos la frasecita. Después llegaron otras "tendencias", pero estoy de acuerdo contigo en que las tradiciones no pueden descontextualizarse de esa manera, no hay color.
Por cierto me quedé el otro día un poco sorprendida porque me preguntaste si mi marido era el geólogo, la que estudió geología fuí yo, aunque ya no ejerza sino de profe. Somos pocas, o éramos, porque seguro que ahora hay más.
Un besazo.
Tooooda la razón del mundo!!! pero he de reconocer que los años que he paseado impoluta de blanco por Triana me lo he pasado tan bien... ^_^.
Venga, que Canarias es una y vivimos sólo una vida para ser felices!!!, jejeje (me desperté optimista)
Ojalá el año que viene me pueda dar un salto a La Palma para gozarme la fiesta como es ;)
Un beso guapa
qué tradición más bonita y qué penilla da esa "transformación"... besos ;)
En todos lados los carnavales perdieron su esencia. Ahora todo es espectáculo y la gente no sale disfrazada,me acuerdo que puse un post al respecto hace unos años. Nos van acostumbrando a las grandes demostraciones y quedamos en espectadores. Un abrazo y te felicito por tu crónica y por esos recuerdos tan hermosos.
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