domingo, 19 de julio de 2015

El secreto de las tortugas.


No hace demasiado tiempo, cuando descubrí a Maldita Nerea (yo, como Colón, que descubrió América mucho después de que fuera descubierta por los nativos), no me la sacaba de los oídos. Me gusta El secreto de las tortugas. El video es una adaptación de la fábula de la liebre y la tortuga, donde reivindican que las cosas se hagan despacito. Sin prisas. De esta forma, seguroseguro que saldrán bien.


Así que no es casualidad que MiMasMejorAmigo me llame tortuguita. Siempre me reprocha que tomo las decisiones de forma demasiado lenta. Que las cosas que hay que hacer, mejor hacerlas cuanto antes. Que por mucho que quiera cubrir todos los frentes, siempre va a haber alguno que se quede descubierto. Que me arriesgue. Que hasta las tortuguitas se tiran a la piscina. Puede ser. No hay nada que te libre de cometer errores, pero lo cierto es que hay más probabilidades de no conseguir los objetivos si no valoramos las consecuencias de cada alternativa (que no es otra cosa que el pensamiento consecuencial, uno de los cinco pensamientos que proponían Spivach y Shure, fundamentos de las relaciones interpersonales)

Me vino a la cabeza ayer que a mi mamá un gran amigo suyo le decía My slow but sure. Asi que debe ser que de casta le viene al galgo. Voy despacito. Soy reflexiva y rumiante. Puede que hasta la exasperación. Pero siempre alcanzo la meta. Aunque me cueste. No soy de los que dejan los caminitos a la mitad. Y no acostumbro a dar marcha atrás. No consulto a los astros ni al horóscopo chino. En este caso, durante un período de tiempo bastante largo me he dedicado a mirarme pa'dentro y a intentar escuchar y entender lo que decían mi piel y mi barriga.

Paso 1: valorar, meditar, reflexionar (el tiempo que sea menester)
Paso 2: tomar la decisión
Paso 3. actuar en consecuencia

De modo que estamos en el paso 3. Trabajando los cambios necesarios para acomodarnos en la decisión tomada. Ajustes. En todos los sentidos. Temporales. Espaciales. Emocionales.

Jorge tiene un cuento sobre una tortuga. Nos encanta. "La tortuga que quería dormir". Deliciosamente ilustrado por Alessandra Cimatoribus. La tortuga tenía tanto sueño que pensaba que iba a dormir todo el invierno, pero una visita tras otra, a quienes atendía siempre amablemente y con una sonrisa, le impedían llevar a cabo su objetivo, hasta que vino el león y se quedó a custodiar su puerta espantando visitas y problemas. De modo que la tortuga por fin pudo descansar. Y parece que sí. Que el secreto para dormir más de tres horas por noche no es tanto que tú tengas sueño como que los pensamientos grises dejen de tocarte en la puerta continuamente. Ni que decir tiene, que el hecho de que tengas un león en la puerta... ayuda sobremanera, para qué vamos a negarlo...


Un día, Jorge me regaló un dibujo. Una mariposa. Una tortuga. Un castillo. El no lo sabía... sin duda, era perfecto para nosotros...

4 comentarios:

Elena dijo...

Has vuelto!!! Totalmente de acuerdo contigo Cris. Hace falta parar para poder seguir. Me alegro mucho de que con tu león en la puerta, tus sueños sean dulces y profundos. Un beso enorme guapa!

Adijirja dijo...

Elena!!!! Con seguidoras fieles como tú, que después de un año, y sin previo aviso, siguen pasándose por estos lares, merece la pena hacer un esfuercito y volver a escribir...
Espero que tú también te estés recuperando...
Muchos besos guapa!!!

Anónimo dijo...

Guauuuu, qué linda eres!!! y tu peque también!!! pues sí, lentas somos en las decisiones, será por eso esta amistad qué tenemos!!! Te quiero muchoooo, eres mi verdad!!!!

Patricia dijo...

Hola¡ no suelo comentar pero visito tu blog con frecuencia, me he sentido muy identificada con tu post, yo también soy reflexiva y rumiante ;-) y como bien dices no suelo cambiar de opinión por que antes he pensado todos los pro y contras, me alegra que estés de vuelta, me gusta como escribes.
Un abrazo desde la isla de enfrente.