Día de las mamás

Todos los días, después de la siesta posterior al segundo desayuno de Jorge, llamamos a la abuela. Le damos los buenos días y charlamos mientras jugamos sobre la cama. A lo largo del día siempre hay más llamadas, pero esa es la primera.
En estos días no ha hecho falta seguir el ritual. La abuela ha venido a visitarnos. El próximo viernes lo hará el abuelo. Él no puede estar tanto tiempo como ella. Sus quehaceres agrícolas se lo impiden. Eso al menos es lo que quiere hacernos creer para no pasar tantos días lejos del terruño. El agobio de carecer de libertad de movimientos.
Hemos pasado un domingo entre tarta de chocolate con mascarpone preparada por MisChicos y tetada pública organizada por grupos de lactancia insulares. Ha sido lindo.


Gracias mami.
Por estar antes, durante y después.
Por estar.
Siempre.