lunes, 15 de octubre de 2007

Mercadillo

Hay pueblos en La Palma en los que la población foránea supera ya la autóctona, lo cual por sí mismo no creo que sea malo. Negativa es la pérdida de identidad que muchas veces ello supone, pero, por otro lado, es la población estable de extranjeros -sobre todo de alemanes- la que durante años se ha dedicado a restaurar con mimo y respeto las casas antiguas y los pajeros, allí donde la gente de la tierra demolía y edificaba sin orden ni ningún tipo de remordimientos.

Del mismo modo, en la isla podemos encontrar numerosos restaurantes "con encanto" y con una cocina internacional (y en muchos casos vegetariana) deliciosa y muy creativa; así como tienditas ecológicas y mercadilllos. Es en estos últimos dónde quería detenerme, ya que hacía tiempo que llevaba dándole vueltas a la idea de poner a la venta alguno de "mis productos" en uno de estos mercadillos.

Mi sobrina de trece añitos, que le gusta mucho hacer bisutería, aceptó mi propuesta de lanzarnos a la aventura el primer domingo de mis vacas (último de las suyas) y, desde primera hora llegamos al sitio en cuestión, con un taburete, un caballete para colocar un corcho con sus pendientes, una mesa y una cesta llenita de patucos; buscamos un sitio aparente (entre un stand de artículos de segunda mano y otro de figuritas talladas en madera) y estuvimos unas cuatro horas. Fue muy interesante, por el tipo de gente que se paseaba por allí (entre vendedores y compradores se podría hacer un estudio sociológico en toda regla), pero lo cierto es que vendimos muy poquito. Menos de lo que habíamos previsto... aunque claro, eso tampoco es difícil, porque pensábamos que lo venderíamos todo...

El realismo capitalista imperante (y poco valorador de la artesanía) nos dio un bofetón sin manos, pero bueno, salimos ilesas y con la lección del cuento de La Lechera aprendida. Que para que nos entendamos, no es que uno no deba hacerse ilusiones en base a algo que aún no ha ocurrido (que para algo existen las palabras sueños o utopía y, a fin de cuentas, es eso lo que nos hace avanzar y arriesgarnos), sino que hay que buscar el mercado más adecuado para ello...

9 comentarios:

Satautey dijo...

Te entiendo, yo hace más de un año lo intenté, te explico. A mi me encantaba y supongo que me volverá a encantar hacer bisutería y dispongo de material que no veas y me decidí poner un puesto en un mercadillo en Tenerife, cerca de las navidades. Pues fué un auténtico desastre, fue tanta la desilución que desde entonces casi no hago nada. Y tienes razón, eso es lo que pasa por hacerse uno castillitos en la cabeza

AnyGlo dijo...

La iniciativa y las ganas de hacer lo que hicisteis, son cosas a valorar. De la experiencia, sacad lo positivo. Disteis unos pasitos que quién sabe si algún día...

Puede ser, como decías al final del post, que el sitio que elegisteis, no fuera el adecuado (entre artículos de segunda mano y figuritas de madera)

Seguro que lo pasasteis bien. La próxima vez, y en el lugar adecuado, tendréis más suerte. Un abrazo para ti y otro para tu sobri.

(Tengo que mirar... a lo mejor, tengo por ahí a alguien para regalarle unos patucos. Si encuentro, te aviso y te encargo algunos)

Lolita Blahnik dijo...

Seguro que lo pasaron bien y disfrutaron la experiencia :)

Unknown dijo...

Me encanta la iniciativa, y como tu dices, quizás la clientela no era la adecuada, pero no hay que encogerse por ello. Un abrazo y un beso a tu sobrinilla.

Anapatch dijo...

Que te voy a decir, yo soy igual, pienso que todas mis ideas son buenas. Cuando aprendi a hacer patucos pense en venderlos en las ramblas de Mesa y Lopez, lo que ocurrio es que estudiaba y nunca tuve tiempo, jeje. Supongo que la venta de productos artesanos tiene su marketing tambien. No solo el lugar en el mercadillo, sino tambien la variedad de productos que ofrezcas (no solo patucos), la epoca (aun no es invierno) Son muchos factores. De todas formas creo que no has de tirar la toalla en el primer mercadillo, sino ir viendo que otros productos puedes hacer e ir adecuandote al mercado. Me encantan los lilas. ¿Cuando vengas, me traes un par para verlos?

las sandalias de ana dijo...

Uy, ese sentimiento me suena... queremos empezar y no sabemos muy bien cómo y...yo estoy un poco igual !!a lo mejor hay que crear un megablog para vender en comunidad!!! Ánimo y gracias por tu comentario!!!

loly dijo...

Yo creo que lo importante es que te has lanzado a la aventura y aunque no fuera lo que esperabas, te ha servido como experiencia. Hace poco estuve en unos stands artesanales. La verdad ? Todo super caro, lo artesanal no tiene precio, porque los que compramos no apreciamos esas horas de tanto trabajo.
Animo con la próxima , que como alguna compañera ha dicho..."seguro que también te divertiste mucho con tu sobrina"

Pilar dijo...

Ocurre siempre, a la gente le gustan las cosas hechas a mano, pero no le suele gustar pagar lo que valen. Por algun motivo tienden a pensar en el artesano como una especie de estafador por pretender cobrar por sus esfuerzos. No te desanimes. hay que seguir intentandolo :)

Maie dijo...

Hooola....
Uy estan suuuper lindos los zapatitos y la verdad se ven bien calientitos...en cuanto vendes el par????...por alli te conteste en mi blog sobre los zapatitos que tenia Luna...son mas bien industriales esos jejeje...pero mi familia tambien tejia unos lindos si tienes un email te envio la foto de los ultimos que tejio mi abuelita...y que esperaron aaaaños a la biznieta..gracias y saludos